Gualdrapas para el Santo Paso de la Caña (Cuenca)

A finales del año 2014 recibí el encargo de realizar el diseño de unas nuevas gualdrapas para la Muy Antigua, Ilustre y Venerable Hermandad de Nuestro Padre Jesús con la Caña de Cuenca, a través de su Junta de Diputación, que me dio libertad absoluta para plantear la obra como mejor me pareciera. Como se explica en otra entrada, las gualdrapas son un elemento típico de la Semana Santa de Cuenca que cumple una función parecida a la de los faldones en los pasos de carga interna: ocultar el interior del paso. En este caso, al ir los cargadores dispuestos en dos varas o banzos a ambos lados del paso, el espacio del centro de las andas queda despejado y las gualdrapas vienen a tapar el armazón interno de las mismas, cuya visión es sumamente antiestética.

Aunque la terminación más tradicional de las gualdrapas conquenses es con formas, al modo de las caídas de un palio, en este caso me decanté por un acabado recto. Con ello se busca dar mayor realce al que es uno de los rasgos más identificativos de las andas sobre las que figura Nuestro Padre Jesús con la Caña: el perfil sinuoso y quebrado de su parte inferior, con unos entrantes y salientes muy característicos, que recuerdan a los respiraderos tallados de algunos pasos de costal. Esa particular silueta queda reforzada por las gualdrapas, tanto por su severa forma recta como por la decoración vegetal que figura en ellas, que aparece dispuesta en torno a un marco delimitado por dos galones. Las formas se adaptan al perfil de las andas, estableciéndose un diálogo fluido, casi orgánico, entre éstas y las gualdrapas, con lo que las segundas quedan plenamente integradas dentro del conjunto, en el que adquieren un papel activo y relevante.

El bordado es de estilo juanmanuelino, y está formado principalmente por hojas de acanto de formas variadas y tallos finos que se van enroscando en una composición muy clásica. Las hojas de acanto simbolizan, ya desde la Antigüedad, la eternidad o la divinidad, y en el arte cristiano vienen a representar el don de la Vida Eterna. Cuando van asociadas a la representación de Cristo en los misterios de la Pasión, son una alusión clara a la Resurrección, a la naturaleza divina de Cristo y su papel como Redentor del Mundo, como Fuente de Vida. Y es, precisamente, esta última imagen, tan poderosa, tan hermosa, la que me inspiró para trazar el motivo principal del bordado de las gualdrapas, que nace en el centro de las mismas y fluye como un torrente hacia  los extremos de la composición. Los tallos brotan, se desbordan, saltan por encima del galón y se van enredando en él pero, poco a poco, como si fueran dos borbotones de agua que se remansan, se van ciñendo y adaptando al marco que dibujan los galones, acabando encajados dentro del mismo.

La simbología de este motivo queda complementada por la inclusión de unas granadas, que campean en grupos en los espacios libres de bordado. El número de estos motivos vegetales, así como la forma en que se agrupan, también están cargados de significado: son en total doce (seis en la gualdrapa delantera y seis en la trasera), lo que alude a los Apóstoles; se agrupan en cuatro conjuntos (dos en cada pieza), refiriéndose así a los cuatro Evangelistas; y, finalmente, en cada grupo figuran tres, lo cual hace referencia a la Santísima Trinidad. En cuanto a la granada, cabe destacar que esta fruta es uno de los símbolos más hermosos y profundos del arte cristiano. Se suelen interpretar como metáforas visuales de la Iglesia Universal, al representar los granos a todos los creyentes, que permanecen separados en distintos racimos, pero que siempre están unidos dentro de esa corteza protectora que es la Fe. No obstante, el sentido que me interesa más es el que adquieren las granadas cuando aparecen vinculadas a una representación de la Pasión de Cristo, como es el caso. Entonces los dulces y brillantes frutos vienen a simbolizar la Vida Eterna, y la áspera corteza que los contiene es la Pasión, el tormento que Jesucristo ha de sufrir para la Redención de todas las almas. Un sentido que queda reforzado por la propia morfología de esta fruta, cuyos granos son rojos y se derraman desde el interior de la carcasa como gotas de sangre que manan de una herida abierta.

Este diseño no será realizado, ya que la Junta de Diputación de la Hermandad optó por descartarlo en favor de otra de las propuestas con las que contaba para este elemento del paso.